domingo, 23 de febrero de 2014

"Despierta tu mejor tú": Inteligencia emocional, desarrollo personal y pensamiento positivo.

No me gusta el concepto “inteligencia emocional”. Son dos palabras que se unen artificialmente en un matrimonio fallido que mantienen en exclusiva por el qué dirán. Lo cierto es que tampoco conozco a nadie que “emocionalmente” sea inteligente, al menos no los trescientos sesenta y cinco días al año. No nos engañemos, parte de nuestro positivismo es un mecanismo de defensa orquestado por nuestro cerebro para que podamos sobrevivir sin que nos consuma el miedo. Sin él, seríamos tan conscientes de nuestra frágil naturaleza que apenas saldríamos de casa. Más allá de eso solo hay etapas mejores y peores, personas que se adaptan al medio y personas que son reacias a los cambios. Todo se reduce a cómo disciplinemos nuestro “desarrollo personal”: Puesto que las necesidades cambian a medida que maduramos, los objetivos vitales también deberían hacerlo. No, no digo que no se persiga un sueño, solo recomiendo no obcecarse con uno: Igual el verdadero talento no reside en cantar sino en escribir la letra de una canción.

A finales de octubre del pasado año recibí un mensaje en Facebook. No tenía ni idea de quién era ese señor ni de cómo había dado conmigo. "Es que X me ha hablado de ti. Luego te vi en el perfil de Y. Ya sabes, XY, coordenadas cartesianas, par cromosómico. En fin". La cosa es que había leído mi blog, este blog, (gracias a que un contacto común había enlazado una de mis entradas en su muro), y me proponía formar parte de lo que, en principio, se trataba de un proyecto tan personal como virtual.  


Acepté con ciertas reservas colaborar con alguna que otra entrada porque, con sinceridad, no soy una experta en pensamiento positivo, menos aún de su aplicación práctica. Mi misión sería recomendar películas y libros que, por su especial contenido, pudieran resultar interesantes para crecer (emocionalmente hablando, claro). ¿Cine?, ¿literatura? ¡No podía ser tan difícil! Pues, en realidad, sí que lo es. El pensamiento positivo conlleva ciertas dosis de idealismo, de inocencia, de autenticidad. El pensamiento positivo es el que impide caminar en círculos, el que impulsa hacia delante. Es una forma vital y vitalista de vivir. ¿Por qué, entonces, pudiendo hacer las cosas de una manera nos empeñamos en hacerlas de la contraria? No lo sé. Quizás el ser humano no está concebido para ser feliz. Igual necesita sentirse desdichado para conocer el verdadero sentido de la dicha. Tal vez, solo tal vez, por una vez sea mejor no saber.