sábado, 19 de septiembre de 2015

Youri Menna, un "busker" napolitano en París (2015)


Ficha técnica:


Artista: Youri Menna (www.yourimenna.com)

Género: Busker (músico callejero)

Lugar: Plaza de la Ópera, bajo la escalinata de la "Ópera Garnier"  
(París, Francia)

Fecha: Sábado, 15 de agosto de 2015




Riqueza de texturas:


Cada día estoy más convencida de que los humanos tendemos a infravalorar nuestra propia capacidad. No pretendo asegurar con esto que cada uno de nosotros sea un genio en potencia, simplemente defiendo que somos portadores de una nada desdeñable virtud: El aprendizaje continuo y constante. Cada minuto del día ofrece una posibilidad de avance, un conocimiento nuevo, una vivencia extra. Que las "estrellas fugaces" no son estrellas sino meteoros del tamaño de un grano de arroz. Que los romanos llamaban "cristal" a cualquier mineral transparente (ya fuera cuarzo, mica o yeso) e incluso al vidrio sintético y laminado, lo que ha provocado la confusión lingüística que perdura hasta nuestros días. Que el núcleo interno de nuestro planeta está compuesto fundamentalmente por hierro y níquel. Que siempre se puede si se quiere. Da igual qué, cuándo o cómo. No importa ni siquiera quién o por qué. Cualquier paso, por pequeño que este sea, hace avanzar. Los caminos son infinitos, las opciones solo dos: Se avanza o se permanece en el mismo lugar por los siglos de los siglos.  

Este verano he conocido un nuevo modus vivendi, uno multicultural, fascinante y sorprendente. Este verano he disfrutado como nunca de lo siempre y todo gracias a una de esas maravillosas casualidades que sobrevuelan a nuestro alrededor como alegres mariposas para unos, aunque como molestas moscas para otros. Youri Menna, un italiano brillante en la "ciudad de la luz", me ha enseñado que el busker posee una vocación tan libre como la manifestación artística que representa. No se trata solo de un "músico callejero", es alguien que sabe meterse al público en el bolsillo con las primeras notas de su guitarra, alguien que hace a la gente tan protagonista de la música como lo es el artista en sí mismo. Nunca en mis cuarenta años de vida he visto una concentración tan grande de personas alrededor de un músico que coge su guitarra y se pone  a cantar en plena calle. Los balcones de la "Ópera Garnier" rebosaban de espectadores, en las escalinatas no cabía un alfiler, la Plaza de la Ópera era un hervidero de gente. Fue una sensación extrañamente placentera que duró casi dos horas. ¡Dos horas!


Pero, ¿sabes qué es lo realmente impresionante de todo esto? Que no se trata simplemente de una manifestación espontánea de arte que, como tal, merece toda mi admiración; que el ser busker es una forma de vida, un caminar continuo de lado al lado del planeta tras la sombra de un sueño. No es firmar un contrato ni salir en televisión. No es tener un millón de seguidores, sino compartir con unos pocos el aire que se respira en cada actuación. Es vivir (de) la música en libertad, sin condicionantes por ninguna de las dos partes. Es una filosofía vital arrolladora. 

No sé precisar cuántos disfrutamos del concierto de Youri Menna, más de cien personas seguro. No sé cuántos nos lo cruzamos por casualidad ni cuántos sabían por las redes sociales dónde y a qué hora iba a actuar ese día el napolitano. Pero sí puedo asegurar que disfrutamos de su actuación por igual. Que reímos con sus ocurrencias (unas en inglés, otras en francés). Que nos emocionamos con su sencilla puesta en escena. Que vibramos con cada uno de los registros de su voz. Sin palabras. Más de doce nacionalidades diferentes contabilizamos gracias a la simpática versión que del "What's going on" de 4 Non Blondes nos hizo improvisar (los españoles, sudamericanos e italianos cambiamos el "hey" por el "sí", los franceses por "oui", los alemanes por "ja",...). ¡Cómo nos lo pasamos entonando el estribillo de "Aïcha" en francés, el de "Nel blu dipinto di blu" ("Volare") en italiano, "Imagine" en inglés! Y es que Youri Menna implica a su público, sacia todas sus demandas con una naturalidad apabullante (de hecho una pareja de Japón le pidió cantar alguna pieza de ópera y entonó el "O sole mio" con la dulzura de un napolitano de origen y la capacidad pulmonar de un auténtico tenor). Impresionante. Las voces se unían en una. Daba igual de qué parte del mundo se viniera, porque allí, concentrados alrededor de Youri Menna, todos sonreíamos de la misma manera bajo el luminoso sol de París. ¿Quién necesita más?

Concierto íntegro en la Plaza de la Ópera Garnier (París, 17/05/2015)
Ve justo cuando se cumple la primera hora de concierto.
A los pocos minutos disfruta de Imagine, pero escucha antes su filosofía de vida... 



Sensación visual:


Hoy es un día muy especial. Hoy 19 de septiembre es un día muy especial para mí. Y no porque mi bienamado Jeremy Irons sople 67 velas, sino porque se celebra el "Día Mundial del Donante de Médula" con datos más que de agradecer en nuestro país. 

Hace unos días recibí por correo electrónico la confirmación de mi incursión en el REDMO (Registro de Donantes de Médula Ósea). Las células madres de mi médula parecen ser válidas para salvar una vida y me siento afortunada por ello. Si alguna vez dudé del por qué de mi existencia, al cumplir los cuarenta se me despejaron todas las dudas pasadas, presentes y futuras. Una forma como cualquier otra de ser feliz.


Quiero aclarar que con mi BLOG no pretendo aleccionar a nadie. No es mi intención remover conciencias ni guiar tus pasos. Cada cual es responsable de su vida y la disfruta como puede, quiere, le apetece o le permiten. Pero no deja de ser mi BLOG, por eso hoy, además de darte a conocer al mejor busker que se ha cruzado jamás en mi camino, aprovecho para recordar que donar médula es donar vida. A partir de ahí...


domingo, 6 de septiembre de 2015

"The Art of the Brick", exposición de Nathan Sawaya, París (2015)


Ficha Técnica:


Título original: The Art of the Brick

Género: Exposición itinerante

Artista: Nathan Sawaya

Lugar: "Paris Expo - Porte de Versailles, P.8" 
(París, Francia)

Año: 2015




Riqueza de texturas:


Siempre he tenido claro que no se disfruta de una ciudad si no se presta un mínimo de interés a las posibilidades culturales que esta ofrece. No importa en qué parte del planeta te encuentres, te lo aseguro, siempre aparece algo que rasga la rutina con la dolorosa sutileza con la que el milimétrico canto de un folio DIN-A4 rasga la piel. En ese sentido, precisamente en ese, este verano la caprichosa suerte no ha podido estar más de nuestra parte.



"Coloco mi alma en cada proyecto. Ese es mi mayor secreto"
Nathan Sawaya


Desde el 14 de mayo hasta el 30 de agosto de este año, la P.8 del complejo de exposiciones "Paris Expo - Porte de Versailles" acogió una muestra itinerante única e irrepetible en su género: "The Art of the Brick". Gracias a ella el artista neoyorkino Nathan Sawaya, maestro del modelaje con piezas Lego®, es capaz de sumergir a los aficionados al arte contemporáneo en un universo tan colorista y novedoso como monocromático y clásico. La Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, el David de Miguel Ángel. La noche estrellada de Van Gogh, El grito de Munch, El beso de Klimt. Obras de todos los tiempos reconocidas por el gran público alternaban en perfecta armonía con creaciones propias tan espectaculares que dejaban sin habla a los curiosos visitantes que, aun provistos de autoguías gratuitas (en francés o inglés), no dábamos crédito a tamaña proeza.


A camino entre la corriente surrealista de principios del siglo XX y el Pop Art (presente en los retratos de Bob Dylan, Janis Joplin, Jimi Hendrix y el máximo representante artístico de este movimiento, Andy Warhol), Nathan Sawaya destaca no solo por su originalidad creativa, sino sobre todo por su precisión artística. Pieza a pieza, con una profesionalidad magistral que se podía visualizar en distintas proyecciones a lo largo de la visita, el neoyorkino tiene la capacidad de crear un mundo alternativo en el que, lo que la mayoría consideramos un simple juego infantil, adquiere una nueva y sorprendente dimensión artística. Todo un privilegio para nuestros anodinos ojos de cíclope que, lejos de abrirnos las miras a nuevos mundos, nos limitan la visión. 

Créeme, era fácil para cualquiera perderse durante horas (por el módico precio único de entrada de 13'50€ los viernes) en las numerosas salas que componían la exposición. Tan fácil como lo era acercar los dedos a los pequeños bloques de colores para rozar tímidamente con las yemas el paciente trabajo de alguien que ofrece una atrayente concepción del arte alejada de aburridos estereotipos. 


Y por si todo esto fuera poco, al finalizar la exposición, tras quedar con la boca abierta en la última sala que albergaba el esqueleto de un dinosaurio casi a tamaño real, los visitantes podíamos disfrutar de un espacio habilitado para grandes y pequeños en el que desarrollar nuestra creatividad con las piezas de las distintas colecciones de Lego® o disfrutar de una amena partida con los videojuegos de DC Comics™, eso sí, rodeados de un merchandising del artista inusualmente barato para la calidad que el mismo rezumaba, nada comparable a los precios de los productos Lego® que allí también se vendían¡Qué sencillo es a veces ser feliz!

Cuando una persona, que podría presumir de cierto éxito profesional mientras disfruta de una apacible vida, abandona todo para seguir su propio instinto creativo, hace cargar sobre sus hombros dos quijotescos adjetivos: valiente y soñador. Eso es precisamente lo que hizo en 2004 Nathan Sawaya, ex-abogado de profesión, cuando decidió dar un nuevo rumbo a sus pasos: Vivir según los dictados de su propia intuición. 
Si tan solo tuviéramos el arrojo necesario para presentarnos a un quimérico concurso anual de merecedores de uno de esos dos adjetivos, sin duda que disfrutaríamos de estos pequeños regalos del destino con la fascinación de un niño de cuatro años. Doy fe.


Sensación visual:
Adoro las posibilidades que me ofrece la cotidianidad de mi vida. El no saber el lugar exacto por el que transitarán mis pies cada minuto del día. Adoro cuando se me cae la venda de los ojos después de haber pasado un tiempo completamente a ciegas pese a gozar de una más que aceptable visión. El sentirme liberada al disfrutar de la realidad tal como es y no como la había imaginado.
Adoro poder pasear por cualquier calle de cualquier ciudad con calma, a mi ritmo, sin obligaciones absurdas. Ajena a esa corriente que conduce a la mayoría hacia un mismo lugar. El poder ser yo por encima de cualquier convencionalismo impuesto por una sociedad en decadencia.
Pero si hay algo que adoro por encima de todo lo demás es no tener ya la necesidad de compartir con nadie, en busca de una absurda aprobación, este tipo de maravillas que acaban de un solo golpe con la rutina más pesada. No existe nada más gratificante al respecto que manifestarme aquí con el convencimiento absoluto de que nadie me lee. Ni siquiera tú que ahora sigues en una pantalla estas letras sobre fondo blanco como si de una legión de hormigas se tratase. Ni siquiera yo que lo estoy escribiendo. 
Intuyo que tú también te dedicas a vivir como te place, aunque ese mismo placer implique el tener que hacerlo conforme a una cultura heredada, según las normas de una sociedad en crisis o como impone la persona con quien convives desde hace años. En realidad, da igual desde qué cara del prisma miremos el mundo si ambos conseguimos vislumbrar las infinitas posibilidades que nos ofrece el otro lado. Aunque sea en la distancia. Aunque especialmente sea en la distancia.
"The Art of the Brick". París. Viernes, 14 de agosto de 2015