Ficha Técnica:
Single: "La Mauvaise Réputation"
LP: La Mauvaise Réputation
Género: Canción protesta
Intérprete: Georges Brassens
País: Francia
Año: 1952
De oídas:
“Debe de estar por aquí”. Mi portátil es como el armario mal organizado de una adolescente, a veces resulta imposible encontrar lo que busco. Esta mañana me apetecía escuchar buena música, por encima de cualquier otra cosa, y he pasado un rato rebuscando entre miles de carpetas hasta dar con “La Mauvaise Réputation", una canción que se ha transformado en cientos diferentes con el paso de los años.
Corría el año 1985... la
madre naturaleza no me ha honrado con centímetros de altura más que suficientes
para mirar a la mayor parte de la humanidad literalmente por encima del hombro,
pero me ha bendecido con una memoria prodigiosa que, sin duda alguna, me ha sido
de mayor utilidad. Pues, como iba escribiendo, corría
el año 1985, apenas contaba yo con diez años y ya tarareaba algunas estrofas de
“La mala reputación” de Paco Ibáñez como banda sonora a mis juegos infantiles. El
valenciano, gracias a las traducciones al español de Pierre Pascal, había
editado en 1979 un álbum (reeditado en CD en 2002) con algunas joyas del
cantautor francés Georges Brassens (entre las que se incluye la de esta entrada) que pululaba sin dueño por la casa familiar.
En esa época de Enciclopedia Larousse de doce tomos yo no conocía ni a uno ni a
otro pero, puesto que nací siendo una inconformista sistemática (para disgusto de mis padres), pronto empecé a consumir todo tipo de canción protesta de décadas anteriores (Joan Báez siempre fue una de mis preferidas).
Mi apego a "La mala reputación" no terminó ahí. En los noventa, inmersa en
plena adolescencia, con unos padres que nunca terminaron de entender por qué durante la etapa del instituto yo prefería leer a salir con chicos, la versión feminista de esta canción abanderada por
Nacha Guevara me servía de revulsivo en las horas bajas. La argentina había
sacado al mercado en 1970 un LP que incluía una adaptación al español (más bien
libre) de la ya por entonces más que famosa letra de Brassens. Aún mantengo grabada en las retinas la imagen de mi madre preguntándome contrariada si me gustaban los hombres y la mía, recién cumplidos los dieciséis años, intentando explicarle sin demasiado éxito que a esa edad yo tenía inquietudes más provechosas que salir con un chico con el que, de seguro, no llegaría a casarme. Juventud divino tesoro.
A cappella:
Esta mañana la felicidad inundaba el cuarto de baño de
mi habitación. Desde cualquier parte de la casa se oían las risas de mi hijo en
la bañera mezcladas con las de su padre. “Hoy no voy a llorar en el colegio”
decía totalmente convencido, pero...
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