domingo, 1 de septiembre de 2013

“Solas”, una película de Benito Zambrano (1999)



Ficha Técnica:

Título original: Solas

Guion: Benito Zambrano

Género: Drama

Duración: 98 minutos


País: España




Sinopsis:


Rosa, una madre de familia maltratada física y mentalmente por su déspota marido, se reencuentra con su hija María, desencantada de la vida y de los hombres, mientras el cabeza de familia permanece convaleciente en el hospital. Ambas mujeres sufren en solitario las desavenencias de un duro pasado y de un presente incierto. La madre vive anclada a la sombra de la tradición más machista y pueblerina, mientras la hija malvive con esporádicos trabajos temporales. El único consuelo de Rosa es sentirse útil, el de María la bebida. Sin embargo, un solitario vecino venido de tierras asturianas se cruza por casualidad en sus vidas avivando la esperanza de un futuro mejor.


Primer plano:

Hace unos días un buen amigo me preguntaba por qué no aprovecho este espacio virtual para comentar películas que se proyectan actualmente en los cines. Auguraba con su mejor intención que de esta manera tendría más visitas y, de seguro, seguidores. Quizás tenga razón, ni siquiera lo pongo en duda, pero yo soy de los que prefieren calidad a cantidad. Mi justificación al por qué tiro de videoteca es bien sencilla. Las películas en cartel están sujetas a numerosos factores: Al estado anímico, a la compañía, a la hora del día o al día de la semana, a miles de pequeñas circunstancias que, en definitiva, distorsionan hasta el buen criterio del mismísimo Mr. White. Hacer una crítica en tiempo real es algo similar a cuando estás de vacaciones, entras en la catedral de una ciudad que no es la tuya y disparas la cámara mil veces, como poseído por San Pedro, con la sola intención de no perder un detalle de tan magnífica construcción. A continuación, en la misma ciudad, con un viento de mil demonios echándote en cara no sé qué cosas, pasas por delante de una pequeña fuente a la que no le queda más remedio que salpicarte enfadada porque ni siquiera te has molestado en tirarle una foto con el móvil. Con el paso de los días, ya en casa, te encoges de hombros ante mil fotos de una catedral que apenas te dicen nada y que, por supuesto, no han sido capaces de reflejar la emoción del momento, mientras te lamentas no haber dedicado un minuto a aquella pequeña fuente de los deseos. A eso mismo me refiero (lo siento, hoy no sé hacerlo mejor).

No puedo precisar cuántas veces he visto la película Solas. A distintas edades, en distintos momentos de mi vida, en distintas circunstancias y compañía, pero sin duda alguna la vez de hoy ha resultado ser la más peculiar de todas porque la he visto con mi hijo de treinta y dos meses y su repertorio musical al completo empezando por “tengo una muñeca vestida de azul” y terminando por “woozy, woozy, wua wua”. Sí, créeme, eso es amor.  

En mi modesta opinión, no se ha dicho lo suficiente sobre la opera prima española del director andaluz Benito Zambrano (lo cierto es que nunca se dice lo suficiente de ningún andaluz que se precie). Digamos que los críticos españoles suelen ser más afines a los beneficios de la taquilla que al verdadero talento, por eso no soy amiga de sus páginas, porque valoran más para sus reseñas el dinero recaudado por una película que las emociones que genera en el público. Con once nominaciones y cinco premios Goya, incluyendo mejor dirección novel y guion original, y el Premio del Público del Festival de Berlín, Solas es el ejemplo perfecto de que, con poco presupuesto y mucho ingenio creativo, el buen cine en nuestro país también es posible.

La historia en sí es un drama sobre la soledad, la falta de recursos, los sueños ahogados en alcohol, el peso del pasado y la nula esperanza en el futuro. Es un desolador drama sobre la Andalucía profunda, la del respeto por encima del cariño, la de las tradiciones caducas, la de la falta de cultura, de la educación enraizada en costumbres machistas, la estancada en los tópicos. Por fortuna no todos los andaluces encajamos en ese perfil, es más, pese a quien pese, Andalucía es la Comunidad Autónoma que ha dado más nombres a las letras universales de toda la nación. Toma nota: Séneca y Lucano, Lucio Junio Moderato “Columela”, San Isidoro de Sevilla, Juan de Mena, Góngora, José Cadalso, Martínez de la Rosa, Frasquita Larrea, Duque de Rivas y Antonio García Gutiérrez, Bécquer, Fernández Shaw, Ángel Ganivet, José María Blanco White,  Pedro Muñoz Seca, García Lorca, Juan Ramón Jiménez, los hermanos Machado, Luis Cernuda, María Zambrano, José María Pemán, Rafael Alberti, Antonio Gala, Muñoz Molina y Elvira Lindo, Ana Rossetti y mil más. No debemos de ser tan de charanga y pandereta como algunos medios se empeñan en mostrar, ¿no te parece? Al respecto, a la insulsa señorita Anna Simón le vendría bien informarse un poco antes de hacer burla de mi tierra, igual si miramos hacia la suya... En fin, es cierto que siempre habla quien más tiene que callar. En cualquier caso, ningún listado de autoridades oculta una realidad que arrastramos a modo de cruz, aunque... tiempo al tiempo.



Plano subjetivo:

Uno de septiembre, un día de tránsito entre las idas y venidas del disoluto agosto y la vuelta a la cotidianidad más anodina. Con septiembre llega el obligado brete de encorsetar de nuevo mis días con la habilidad de la grandiosa Hattie McDaniel en Lo que le viento se llevó. Ante el portátil, minutos antes de ir a la cama (lo que necesariamente con mi hijo no siempre implica dormir), barrunto la posibilidad de dar un giro a la rutina aun con las inseguridades de una principiante bailarina consciente de su escasa flexibilidad.


Septiembre irrumpe en un calendario al que, como la margarita de un curioso enamorado, le quedan pocas páginas por deshojar. Septiembre arrolla con su presencia los largos días de verano, los que parecen no tener fin, los ociosos, inundándolo todo a su paso con fascículos coleccionables de tazas de porcelana en miniatura. Antes de ir a la cama, abro el armario, echo un vistazo rápido y localizo un hasta ahora inexistente tutú. Es el momento de girar, girar, girar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario