lunes, 11 de noviembre de 2013

"Sehnsucht", una película de Valeska Grisebach (2006)


Ficha Técnica:




Título original: Sehnsucht

Género: Drama

Duración: 88 minutos

País: Alemania






Sinopsis:

Markus y su mujer llevan juntos desde bien jóvenes. Tienen un hijo en común y una relación, en apariencia, perfecta. Él trabaja en una empresa metalúrgica, ella es ama de casa. Él ejerce en su tiempo libre de bombero voluntario mientras ella canta en el coro de la parroquia. Tras una cena conmemorativa del grupo de bomberos bañada en alcohol (en mucho alcohol), Markus amanece en compañía de una mujer desconocida.




Primer plano:

Al menos un día al mes paseo por las grandes superficies a la busca y captura de alguna delicatessem que, sin adelgazar demasiado mi bolsillo, engorde mi área de Broca. Me gusta rebuscar en los montones donde se agolpan cientos de cintas dispuestas como una partida de "Tetris" justo antes del Game Over. Nunca pasan de los tres euros, algunas veces ni siquiera llegan a los dos. He encontrado verdaderas obras maestras olvidadas por los grandes consumidores de cine americano, desahuciadas a su propia suerte por quienes siguen los gustos de la mayoría. Yo las recojo, las alojo en mi casa, río y lloro con ellas, hasta les escribo palabras bonitas al estilo de un eterno enamorado que cambia de musa como de camisa. Gracias a ellas me he doctorado en "Movimiento migratorio de las obras maestras del séptimo arte: De las estanterías a los cajones de saldo". En fin, que me pierdo dentro del laberinto y, de seguir así, pronto me toparé con el Minotauro. Estoy convencida de que todo tiene su momento y hoy ha sido el de esta película. NOSTALGIA, traducción al español de Sehnsucht, la primera película de Valeska Grisebach.

Esta es la sencilla historia de un matrimonio sepultado por la rutina. Uno de esos matrimonios condenados a entenderse desde niños. De los que con el tiempo han aprendido a fingir una armonía que, en realidad, no existe y en el que las preguntas han dejado de ser necesarias porque se conocen todas las respuestas. Para él un instante detenido en otra mirada bastó para comprender que la novedad consiste en un soplo de aire fresco. Para ella era preferible enrolarse en una batalla perdida que abanderar una inteligente retirada a tiempo. Las mujeres llenas de inseguridades siempre descubren cintas moradas en las carteras de piel de sus maridos (quien quiera entender que entienda). Y, cuando a lo evidente se le acaba su repertorio de disfraces, ella le confiesa, en un lamentable intento de retenerlo a su lado, lo mucho que lo desea. Es cierto, lo desea tanto, tanto, tanto, pero de una manera tan acostumbrada, que no le queda más que pedirle de forma explícita que le haga el amor. Entonces lo busca. Pero no lo encuentra. Y lo vuelve a buscar. Pero no termina de encontrarlo porque él ya tiene la cabeza en otra parte. Bien lejos. En otra ciudad. En otra cama. En otro cuerpo. En otra mirada. Solo cuando las circunstancias la obligan a volver a suplicarle, casi a exigirle a su propio marido que se acueste con ella, solo entonces es cuando los dos hacen por fin el amor con una pasión tan real como jamás vi en ninguna otra película. Con bocas que casi no se rozan. Con caricias desbaratadas. Con cuerpos entregados. Pero sin silencios llenos de jadeos. Sin sonrisas cómplices. Sin compartir el mismo aliento. Sin magia. Porque con el tiempo ambos se han convertido en el reflejo de la desgana propia del que se levanta por la mañana rodeado de la misma quietud pegajosa de cada día. Del que contesta a un “te quiero” con otro bien distinto lleno de aditamentos equivocados: Mucho, tanto, infinito. Y todo por nada. Porque hay necesidades que no se pueden explicar, al menos no con palabras. Eso es lo que rompe la apacible y aburrida vida del protagonista, llegando a convertir el deseo más pasional en un caos emocional comprensiblemente destructivo.


Como no podía ser de otra manera, el desenlace de esta universal historia de amor, que deambula con la inocencia de un niño entre la valentía del que ama y la cobardía del que solo desea, es en exceso humano. Humano, real, imprevisible y vulnerable. Tanto como la vida misma. Un placer.




Plano subjetivo:

Se acaba el año y, para no perder la costumbre, ando inmersa en deseos de cambio. Necesito que mis pulmones se llenen de un aire nuevo que respirar. Inspirar. Expirar. Inspirar. Expirar. Doy palos de ciego a la espera de una llamada que dé un giro a mi vida. Un par de palabras de aliento. Una declaración de intenciones on-line. Un susurro virtual. Pero nada. ¡Qué hartura! 


Detesto dejar parcelas de mi vida al cuidado de ciertas manos que no las cuidan con la delicadeza que merecen, no sé si por falta de ganas, de voluntad o de capacidad. En cualquier caso, me parece una auténtica e innecesaria pérdida de tiempo encadenarme de pies y manos a este tipo de empresas: 
Si no te gusta lo que siembro, no te quedes esperando hasta el momento de la recolecta. No hay más.


 

Wikipedia. Sehnsucht es una palabra alemana típica de la cultura romántica que no tendría traducción exacta al español. Indica anhelo hacia alguna cosa intangible. Podría recordar al concepto de "nostalgia", pero mientras que esta consiste en el deseo de reapropiarse del pasado a menudo ligado a objetos precisos, el término Sehnsucht indica la búsqueda de alguna cosa indefinida en el futuro. Tal vez podría traducirse como el "deseo de deseo". De hecho, deriva de las palabras das Sehnen ("deseo ardiente") y die Sucht ("adicción o búsqueda"). Literalmente, Sehnsucht podría significar una "dependencia del deseo", un constante anhelo que lleva al ser humano a no contentarse con aquello que tiene o llega a conseguir y que le mueve hacia nuevos retos u objetivos, transformando ese sentimiento en una fuerza autodestructiva.

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