Ficha Técnica:
Título original: Born Equal
Género: Drama Social
Actores principales: Colin Firth y Robert Carlyle
Duración: 83 minutos
Actores principales: Colin Firth y Robert Carlyle
Duración: 83 minutos
País: Reino Unido
Sinopsis:
Robert, un asesino convicto recién salido de la cárcel, accede como único recurso a un hostal de la periferia de Londres donde también se refugian Yemi e Itshe, una pareja exiliada de Nigeria por presiones políticas, y Zoe, una adolescente que acaba de escaparse de casa. Mientras hace de la búsqueda de su propia madre su dedicación casi exclusiva, Robert entabla amistad con Michelle, una mujer embarazada que huye de un marido maltratador. En una lujosa zona residencia de la misma ciudad vive Mark, un rico banquero que intenta llenar el vacío que le produce su matrimonio proporcionando ayuda a los menos afortunados según las directrices de una asistente social llamada Sally.
La vida de cada uno de los personajes se cruzará de manera sorprendente en el Londres del nuevo milenio y se encaminará sin remedio a un final por escribir del que solo ellos serán responsables.
Primer plano:
El
verano pasado, por circunstancias de esas que crees que solo les ocurren a los demás hasta que te pasan a ti, tuvimos la oportunidad
de disfrutar en familia de una semana en Londres, la ciudad de los museos gratuitos. Guillermo alucinó, no solo por ver la city desde la primera fila del segundo piso de unos maravillosos autobuses rojos, sino por pasar toda una tarde en el Natural History Museum ("Museo de Historia Natural") viendo los más variopintos dinosaurios (y un día entero en Peppa Pig World, que mi hijo no deja de ser un niño, al que le gustan los museos, pero un niño al fin y al cabo). El ritmo vertiginoso de la mayor área urbana de toda la Unión Europea se quedó acoplado a nuestros zapatos imponiéndonos una marcha que, a duras penas, habríamos soportado un par de días más.
Recuerdo en particular una noche. Después de una jornada agotadora de idas y venidas, mi marido y mi hijo cayeron exhaustos en la cama mientras yo, abonada dentro y fuera de nuestras fronteras a un insufrible insomnio, me rendí al televisor como trillado consuelo. El momento fue providencial. En uno de los pocos canales que estaban sintonizados empezaba Born Equal, una película de alto contenido social producida por la BBC directamente para la televisión y con la que se pretendía celebrar el 40º aniversario de Cathy, come home de Ken Loach (1966), también producida para televisión por la BBC y con la misma carga social. Casi nada.
Créeme cuando te digo que es una exquisitez de principio a fin. La crítica social contenida en algo menos de una hora y media es tan brutal que deja sin saber bien qué decir al respecto más allá, eso sí, de que se trata de una historia de personas que se cruzan, de sentimientos que se encuentran, de realidades que se descubren y de vidas que se apagan a distinto ritmo pero de forma inevitable. Puro y simple placer fílmico.
Es obvio que los escenarios principales no se localizan en una ciudad tan rojigualda como la mía, una copia mala de la que un día fue, una ciudad que parece que esté en venta a razón de la de carteles de negocios con las puertas cerradas que se ven a mi paso. No, definitivamente no se desarrolla en un país tan en ruinas como el mío aunque, en realidad, no es necesaria esa cercanía visual para sentirlo todo muy cercano (los edificios del extrarradio jamás han entendido ni de modas ni de costumbres). En Born Equal el oprimido sufre su opresión en silencio mientras el acomodado disfruta de su comodidad a voz en grito. No hay más, no necesita más. La desigualdad social a flor de piel entre personas que, aun compartiendo el mismo espacio, pertenecen a mundos diferentes. Personas que, guste o no, se cruzan en nuestro camino a diario sin que nos demos cuenta de que todos sin excepción, ellos y nosotros, soportamos un hambre terrible agarrada a nuestras tripas: Unos de alimentos, otros de afecto, de ilusiones, esperanzas. Pero hambre al fin y al cabo.
Dominic Savage cuenta con un magnífico reparto (encabezado por un sereno y atractivísimo Colin Firth y por un soberbio Robert Carlyle) para recordarnos que no es más feliz el que más tiene aunque tampoco el que menos necesita. Sin ir más lejos Mark, teniendo todos los ingredientes necesarios para ser feliz, en realidad no lo es simplemente porque se siente atrapado en un estilo de vida que no le satisface. Y, aunque compartir su tiempo con los desfavorecidos le hace crecer como persona al tiempo que le sirve para evadirse de un matrimonio sumido en la rutina, al final decide volver por voluntad propia a esa aburrida "zona de confort" en la que encuentra al acecho su perdición mental... y física. Tan real como la vida misma. Pero no corren mejor suerte los personajes que sobreviven al otro lado del Támesis porque nadie sale vencedor en esta historia de vencidos, nadie sufre un repentino cambio de suerte por mucho empeño que ponga en ello. Lo que yo te diga, tan real como la vida misma.
Créeme cuando te digo que es una exquisitez de principio a fin. La crítica social contenida en algo menos de una hora y media es tan brutal que deja sin saber bien qué decir al respecto más allá, eso sí, de que se trata de una historia de personas que se cruzan, de sentimientos que se encuentran, de realidades que se descubren y de vidas que se apagan a distinto ritmo pero de forma inevitable. Puro y simple placer fílmico.
Es obvio que los escenarios principales no se localizan en una ciudad tan rojigualda como la mía, una copia mala de la que un día fue, una ciudad que parece que esté en venta a razón de la de carteles de negocios con las puertas cerradas que se ven a mi paso. No, definitivamente no se desarrolla en un país tan en ruinas como el mío aunque, en realidad, no es necesaria esa cercanía visual para sentirlo todo muy cercano (los edificios del extrarradio jamás han entendido ni de modas ni de costumbres). En Born Equal el oprimido sufre su opresión en silencio mientras el acomodado disfruta de su comodidad a voz en grito. No hay más, no necesita más. La desigualdad social a flor de piel entre personas que, aun compartiendo el mismo espacio, pertenecen a mundos diferentes. Personas que, guste o no, se cruzan en nuestro camino a diario sin que nos demos cuenta de que todos sin excepción, ellos y nosotros, soportamos un hambre terrible agarrada a nuestras tripas: Unos de alimentos, otros de afecto, de ilusiones, esperanzas. Pero hambre al fin y al cabo.
Dominic Savage cuenta con un magnífico reparto (encabezado por un sereno y atractivísimo Colin Firth y por un soberbio Robert Carlyle) para recordarnos que no es más feliz el que más tiene aunque tampoco el que menos necesita. Sin ir más lejos Mark, teniendo todos los ingredientes necesarios para ser feliz, en realidad no lo es simplemente porque se siente atrapado en un estilo de vida que no le satisface. Y, aunque compartir su tiempo con los desfavorecidos le hace crecer como persona al tiempo que le sirve para evadirse de un matrimonio sumido en la rutina, al final decide volver por voluntad propia a esa aburrida "zona de confort" en la que encuentra al acecho su perdición mental... y física. Tan real como la vida misma. Pero no corren mejor suerte los personajes que sobreviven al otro lado del Támesis porque nadie sale vencedor en esta historia de vencidos, nadie sufre un repentino cambio de suerte por mucho empeño que ponga en ello. Lo que yo te diga, tan real como la vida misma.
Plano subjetivo:
Born Equal es un producto altamente recomendable para su consumo. ¿Por qué? Porque cada día morimos un poco. Cada día, sin que nos demos cuenta, todo se acelera a nuestro alrededor mientras nosotros nos ralentizamos. Cada día, hasta que llega el momento en el que ni siquiera nos sentimos parte del mundo en el que vivimos. Porque pertenecerá a otros sin hambre, ni de alimentos, ni de afectos, ni de ilusiones o esperanzas. Otros que cada día morirán un poco. Porque cada día, sin que se den cuenta, todo se acelerará a su alrededor mientras ellos se ralentizan. Cada día, créeme, hasta que llegue el momento en el que ni siquiera se sientan parte del mundo en el que viven. Porque ya pertenecerá a otros.
Esta película es un regalo no perecedero. No importa cuándo lo consumas, no se estropeará, pero mejor consúmelo pronto porque, como ya sabes, cada día morimos un poco...
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