domingo, 28 de diciembre de 2014

"La jauría humana", una película de Arthur Penn (1966)


Ficha Técnica:



Título original: The Chase

Guion: Lillian Hellman (según la novela homónima de Horton Foote)

Género: Drama

País: Estados Unidos

Duración: 135 minutos




“Reflexiono y no entiendo. ¿Qué hemos hecho mal?"



Sinopsis:

Un preso, condenado injustamente por un asesinato que no ha cometido, consigue escapar de su reclusión. Con la conciencia tranquila vuelve a su lugar de origen, un pequeño pueblo de Texas, donde sus vecinos, inmersos en una degradante decadencia moral, deciden emprender contra él una auténtica cacería humana. Solo el sheriff, único hombre honesto del lugar, es capaz de impedir su linchamiento al tiempo que sufre los despropósitos de un pueblo embrutecido socialmente.




Plano subjetivo:
Numerosas razones técnicas, artísticas e interpretativas hacen de esta película un clásico atemporal. Sin embargo, es su mensaje el que más llama la atención con el devenir de los años pues refleja de manera contundente dos conceptos incuestionables de nuestra propia naturaleza: La seguridad que nos otorga el sentirnos respaldados por un grupo y cómo nos desprendemos de nuestras miserias ocultos entre la multitud.
Es cierto que los hombres, como los animales, tendemos a agruparnos para hacer frente común contra las amenazas que nos rodean. Sin embargo en nuestro caso, a diferencia de los animales, el raciocinio nos posibilita discernir cuándo la causa merece la lucha o cuándo no aunque, en realidad, ese sentido común con el que hemos sido bendecidos los humanos suele brillar por su ausencia. Basta echar un vistazo a nuestro alrededor para comprobar que solemos organizarnos mejor y más rápido (y con mucha más virulencia) contra los colectivos más desfavorecidos que contra los más favorecidos. A las pruebas me remito: Mientras permanecemos al abrigo de nuestros hogares como los “tres monos sabios” de la tradición japonesa (aquellos que no ven, no oyen y no hablan) ante la mala gestión de los que gobiernan o han gobernado nuestro país, las noticias nacionales nos sorprenden con la hazaña fuenteovejunesca de un pueblo casi al completo que arremetía hace unos días sin compasión contra los miembros de una familia aficionada a apropiarse de lo ajeno. Igual estoy equivocada, corrígeme si me equivoco, pero siempre he creído que robar es robar con independencia del autor del robo y de los medios o estrategias que aquel utilice para conseguir su fin. Es ley de vida: Cuando un grupo, en principio minoritario, ve aumentar repentinamente sus hordas en la lucha contra una misma causa, el buen criterio general se pierde y las consecuencias, tarde o temprano, resultan desastrosas para todos.

La jauría humana es una historia de denuncia social en la que los protagonistas, finalmente y sin remedio, se dan por vencidos. ¿Por qué?, porque no se puede ir siempre contracorriente, porque no hay más ciego que el que no quiere ver, ni sordo que el que no quiere oír, porque hasta la paciencia del Santo Job tenía su límite. Y a todo esto, desde la comodidad de mi mullido sofá, yo me pregunto a sabiendas de la respuesta si te darás por vencido tú.


*Esta entrada, junto a los comentarios por ella generados, puede leerse en la sección “Tu mejor tú” incluida en la web  www.despiertatumejortu.es.

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