sábado, 19 de julio de 2014

“La gran belleza”, una película de Paolo Sorrentino (2013)


Ficha técnica:


Título original: La grande bellezza

Guion: Paolo Sorrentino y Umberto Contarello

Reparto principal: Toni Servillo, Carlo Verdone, Sabrina Ferelli e Isabella Ferrari.





“Son bonitos los trenecitos que hacemos en las fiestas, ¿verdad? Son los más bonitos del mundo porque no van a ninguna parte”



Sinopsis:

Las noches de estío romanas sirven de escenario a las más variopintas relaciones. Un desfile de personajes insustanciales de existencias vacías y deprimentes que pasan por delante de un asqueado Jep Gambardella, periodista y autor de una única novela que busca próximo al final de sus días la esencia de la vida.



Plano subjetivo:

Esta es una historia de interiores que se ocultan al exterior, de apariencias convertidas en costumbres, de mentiras y exceso de soledad. De roles que se interpretan a las mis maravillas, de personas que se niegan a profundizar en sí mismas. Es una historia de juguetes rotos. De sacerdotes pecadores. Políticos corruptos. Famosos de segunda fila venidos a menos. Escritores sin inspiración. Artistas sin modelos. Nobles sin dinero. Una historia como cualquier otra de miedos, de angustias y de tristezas.
Atrapados en el vórtice de este atroz contexto, como sucede al protagonista de la oscarizada película, solo nos queda una salida: Parar el ritmo de nuestro caminar, reflexionar el tiempo necesario y buscar sin prisa pero sin pausa "la gran belleza", la primigenia, la que no está rediseñada en el quirófano, la que atrae y atrapa, la que nos rejuvenece veinte años de una sola vez. Esa que nos hace únicos al tiempo que nos asemeja al resto, la que escucha y observa sin hablar. La que nos sugiere en calma ser un poco más felices.

Estoy convencida de que en el mundo en el que vivimos es difícil encontrarla. El miedo a mirarnos de frente al espejo, despojados de todo lo accesorio, nos paraliza. Tememos reconocer ante los demás nuestras limitaciones aun cuando somos humanos, imperfectos, pasionales, vulnerables, maliciosos y, por encima de todo lo demás, mortales. Atesoramos objetos inútiles, maquillamos nuestros rostros, vestimos una imagen artificial más acorde al entorno que a nuestra naturaleza y salimos al mundo dispuestos a comérnoslo a la hora del aperitivo. Un minuto, la insignificancia de los sesenta segundos que lo conforman, es suficiente para disfrutar de las miradas fugaces que nos fotografían de pies a cabeza ante un semáforo en rojo. La “gran belleza” existe, ¿de verdad que la vas a dejar pasar?


*Esta entrada, junto a los comentarios generados, puede leerse en la sección “Tu mejor tú” incluida en la web  www.despiertatumejortu.es.

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