Ficha
técnica:
Título original: La grande bellezza
Guion: Paolo Sorrentino y Umberto Contarello
Reparto principal: Toni
Servillo, Carlo Verdone, Sabrina Ferelli e Isabella Ferrari.
“Son bonitos los trenecitos que hacemos en las fiestas,
¿verdad? Son los más bonitos del mundo porque no van a ninguna parte”
Sinopsis:
Las
noches de estío romanas sirven de escenario a las más
variopintas relaciones. Un desfile de personajes insustanciales de existencias
vacías y deprimentes que pasan por delante de un asqueado Jep Gambardella,
periodista y autor de una única novela que busca próximo al final de sus días
la esencia de la vida.
Plano
subjetivo:
Esta
es una historia de interiores que se ocultan al
exterior, de apariencias convertidas en costumbres, de mentiras y exceso de
soledad. De roles que se interpretan a las mis maravillas, de personas que
se niegan a profundizar en sí mismas. Es una historia de juguetes rotos.
De sacerdotes pecadores. Políticos corruptos. Famosos de segunda fila venidos a
menos. Escritores sin inspiración. Artistas sin modelos. Nobles sin dinero. Una
historia como cualquier otra de miedos, de angustias y de tristezas.
Atrapados en el vórtice de este atroz contexto, como
sucede al protagonista de la oscarizada película, solo nos queda una salida: Parar
el ritmo de nuestro caminar, reflexionar el tiempo necesario y buscar sin prisa
pero sin pausa "la gran belleza", la primigenia, la que no está
rediseñada en el quirófano, la que atrae y atrapa, la que nos rejuvenece veinte
años de una sola vez. Esa que nos hace únicos al tiempo que nos asemeja al
resto, la que escucha y observa sin hablar. La que nos sugiere en calma
ser un poco más felices.
Estoy convencida de que en el mundo en el que
vivimos es difícil encontrarla. El miedo a mirarnos de frente al espejo,
despojados de todo lo accesorio, nos paraliza. Tememos reconocer ante los
demás nuestras limitaciones aun cuando somos humanos, imperfectos, pasionales,
vulnerables, maliciosos y, por encima de todo lo demás, mortales. Atesoramos
objetos inútiles, maquillamos nuestros rostros, vestimos una imagen artificial
más acorde al entorno que a nuestra naturaleza y salimos al mundo dispuestos a
comérnoslo a la hora del aperitivo. Un minuto, la insignificancia de los
sesenta segundos que lo conforman, es suficiente para disfrutar de las miradas
fugaces que nos fotografían de pies a cabeza ante un semáforo en rojo. La “gran
belleza” existe, ¿de verdad que la vas a dejar pasar?
*Esta entrada, junto a los comentarios generados, puede leerse
en la sección “Tu mejor tú” incluida en la web www.despiertatumejortu.es.
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