miércoles, 30 de julio de 2014

“Caos Calmo”, una película de Antonello Grimaldi (2008)

Ficha técnica:

Título original: Caos calmo

Guion: Nanni Moretti, según la novela Caos calmo de Sandro Veronesi (2005)

Reparto principal: Nanni Moretti, Valeria Golino, Isabella Ferrari y Alessandro Gassman.




"Hay que decir las cosas, siempre" 


Sinopsis:

En el mismo momento en el que Pietro está salvando la vida a una desconocida en la playa, su mujer muere víctima de un desafortunado accidente doméstico. Tras el sepelio, mientras todo su entorno espera servir de consuelo a su duelo, él alivia su caos interior deambulando tranquilo por el parque situado a las puertas del colegio de su hija con el único propósito de que esta termine su jornada escolar. Ante su incomprensible e inquietante conducta social, sus compañeros de trabajo, sus amigos, familiares y conocidos intentarán hacerlo reaccionar.


Plano subjetivo:

Esta película es en sí una paradoja vital tan humana y real como la vida misma. Basada en la novela homónima de Sandro Veronesi, la historia se convierte en el retrato de la deriva emocional de un hombre de mediana edad que decide esconder su dolor para sumergirse, por voluntad propia, en ese extraño duelo sin lágrimas en el que los sentimientos a los que no somos capaces de enfrentarnos acaban convirtiéndonos en una mala copia de nosotros mismos.
En su desesperación, ajeno a todos los que le rodean, el protagonista maquilla de calma exterior lo que, en realidad, le supone un caos interior de consecuencias demoledoras. Calla, no porque no tenga nada que decir, sino porque no sabe cómo ni a quién decirlo. De esta manera tan particular toma conciencia de su propio vacío interior sin necesidad de vestir de negro, ni por dentro ni por fuera. Al margen de los convencionalismos más comunes, comienza poco a poco a digerir su circunstancia actual sin llegar a acostumbrarse a su amargor, aun siendo consciente en cada momento de él. Calla, pero no huye.

A través de esta emotiva cinta se nos revela que ciertamente la pérdida de un ser querido es irreversible, pero el dolor que consume las entrañas y aletarga los pensamientos está bendecido por el don de la reversibilidad. Solo es una cuestión de actitud vital... y de tiempo.


*Esta entrada, junto a los comentarios generados, puede leerse en la sección “Tu mejor tú” incluida en la web  www.despiertatumejortu.es

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