domingo, 21 de abril de 2013

“Negocios ocultos”, una película de Stephen Frears (2002)


Ficha Técnica:



Título original: Dirty Pretty Things

Género: Drama. Thriller

Reparto principal: Audrey Tautou, Chiwetel Ejiofor

Duración: 107 minutos

País: Reino Unido

Palmarés: Una nominación a los Oscar (mejor guion original) y dos a los BAFTA (mejor guion original y mejor película británica). Stephen Fears ganador del Premio Sergio Trasatti en el Festival de Venecia





Sinopsis:


Okwe, un médico nigeriano que vive de manera ilegal en Londres, se pasa el día masticando “khat”, un estimulante que lo mantiene despierto, para poder soportar su ritmo vital. Durante el día conduce un taxi mientras pasa las noches en la recepción de un hotel de cuarta fila. El poco tiempo que le queda para dormir lo consume proporcionando asistencia médica a otros inmigrantes sin papeles con la ayuda de su amigo Guo Yi, un empleado del depósito de cadáveres de un hospital, que le proporciona antibióticos bajo cuerda. Okwe comparte apartamento con Senay, una joven turca que trabaja como camarera de piso en su mismo hotel y con la que mantiene una estrecha amistad basada en el respeto mutuo. Una noche cualquier Juliette, una prostituta que ofrece sus servicios en el hotel, pide a Okwe que desatasque su inodoro. La sorpresa de ambos es mayúscula cuando, al meter este la mano en el agua estancada, encuentra un corazón humano. La situación se complica en el momento que descubren que Juan, el gerente del hotel, realiza operaciones ilegales en las que se extirpan órganos a inmigrantes a cambio de pasaportes falsos.



Primer plano:



Sevilla sigue de feria (aunque no por mucho tiempo), lo que para el ciudadano mundano poco amante del albero supone calles cortadas al tráfico, servicios reducidos al mínimo, transporte público imposible, folclore casi obligado y horarios de apertura modificados sin previo aviso. Pero como todo lo malo siempre conlleva algo bueno, el centro de la ciudad, de normal abarrotado de turistas ávidos de consumir acera, luce perfecto para uso y disfrute de los que estamos acostumbrados a vivir Sevilla de otra manera. 
Anoche el casco histórico era el refugio ideal para los que huimos del caos del Real. Pudimos pasear sin necesidad de esquivar a los demás viandantes, cenamos en un lugar preferente a los pies de la catedral sin soportar una eterna espera y el niño estuvo corriendo a sus anchas mientras nosotros departíamos relajados sin preocuparnos por dejar libre la mesa a otro comensal. Pero como también todo lo bueno conlleva algo malo, a la vuelta, a medida que nos alejábamos de ese centro idílico, las calles iban perdiendo el color especial que nos venden las canciones de éxito de gasolinera y que no siempre coincide con la realidad. Lo cierto es que las grandes capitales no son tan diferentes las unas de las otras, ni siquiera sus ciudadanos lo son. Las vivencias suelen ser siempre las mismas aunque vistas desde el prisma de una cultura diferente. La periferia no suele mostrarse en televisión y es eso precisamente lo que se retrata en Negocios ocultos (Dirty Pretty Things), las partes de la ciudad que el turista no ve. 

En la filmografía de Stephen Frears hay un par o tres de joyitas de esas que guardo con cierto celo. La más antigua es Las amistades peligrosas, protagonizada por una soberbia Glenn Close (que se fue de vacío en los Oscars de ese año) y un John Malkovich capaz de adaptar de forma magistral los modos de un personaje escrito previamente. La más moderna, Alta Fidelidad, destaca por un reparto extraordinario encabezado por el eterno "Denny Lachance" de Stand by meJohn Cusack, y por ser la música la que guía una acción plagada de brillantes diálogos. Este director británico, sin ser de mis preferidos, sabe darme donde más me duele, por eso he repetido hasta cuatro veces el visionado de Negocios ocultos. Ese Londres de los bajos fondos y de las ilegalidades llama poderosamente mi atención. No cabe duda de que hay vida más allá del Palacio de Buckingham y de Chelsea, pero sorprende que una ciudad tan cosmopolita como Londres reduzca los suburbios a la nada más deprimente.

Dirty Pretty Things es un insólito thriller centrado en la vida de dos inmigrantes ilegales de la city que nadie ve. No te confundas, esta no es una historia convencional de extranjeros en un país extraño a los que la necesidad une, esta es una historia oscura de un submundo que en realidad está al mismo nivel que el suelo que pisamos cada día. Es la historia de gente que resulta invisible a los ojos de otra gente por el simple hecho de proceder de otro lugar. Stephen Frears en esta ocasión muestra la explotación laboral en Reino Unido de los que viven de forma ilegal en el país. Si a esta circunstancia se le añaden los giros que el director da a la trama de manera tan sutil como sorpresiva para el espectador, estamos ante una película que no debería pasarte desapercibida.







Plano subjetivo:

El ser humano tiende a creerse superior al vecino por tener en su mano el trozo de pan que le falta a ese. ¡Qué tristes somos! Casi nunca contemplamos la posibilidad de que el vecino no coma pan simplemente porque es alérgico a la harina.


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