Ficha Técnica:
Título original: Dirty Pretty Things
Género: Drama. Thriller
Reparto principal: Audrey Tautou, Chiwetel
Ejiofor
Duración: 107 minutos
País: Reino Unido
Palmarés:
Una nominación a los Oscar (mejor guion original) y dos a los BAFTA (mejor guion
original y mejor película británica). Stephen Fears ganador del Premio Sergio
Trasatti en el Festival de Venecia
Sinopsis:
Okwe,
un médico nigeriano que vive de manera ilegal en Londres, se pasa el día
masticando “khat”, un estimulante que lo mantiene despierto, para poder
soportar su ritmo vital. Durante el día conduce un taxi mientras pasa las
noches en la recepción de un hotel de cuarta fila. El poco tiempo que le
queda para dormir lo consume proporcionando asistencia médica a otros
inmigrantes sin papeles con la ayuda de su amigo Guo Yi, un empleado del
depósito de cadáveres de un hospital, que le proporciona antibióticos bajo cuerda.
Okwe comparte apartamento con Senay, una joven turca que trabaja como camarera
de piso en su mismo hotel y con la que mantiene una estrecha amistad basada en
el respeto mutuo. Una noche cualquier Juliette, una prostituta que ofrece sus
servicios en el hotel, pide a Okwe que desatasque su inodoro. La sorpresa de
ambos es mayúscula cuando, al meter este la mano en el agua estancada,
encuentra un corazón humano. La situación se complica en el momento
que descubren que Juan, el gerente del hotel, realiza operaciones
ilegales en las que se extirpan órganos a inmigrantes a
cambio de pasaportes falsos.
Primer plano:
Sevilla
sigue de feria (aunque no por mucho tiempo), lo que para el ciudadano
mundano poco amante del albero supone calles cortadas al tráfico,
servicios reducidos al mínimo, transporte público imposible, folclore casi
obligado y horarios de apertura modificados sin previo aviso. Pero como todo lo
malo siempre conlleva algo bueno, el centro de la ciudad, de normal
abarrotado de turistas ávidos de consumir acera, luce perfecto para uso y
disfrute de los que estamos acostumbrados a vivir Sevilla de otra manera.
Anoche
el casco histórico era el refugio ideal para los que huimos del caos del
Real. Pudimos pasear sin necesidad de esquivar a los demás viandantes,
cenamos en un lugar preferente a los pies de la catedral sin soportar una
eterna espera y el niño estuvo corriendo a sus anchas mientras nosotros
departíamos relajados sin preocuparnos por dejar libre la mesa a otro comensal.
Pero como también todo lo bueno conlleva algo malo, a la vuelta, a
medida que nos alejábamos de ese centro idílico, las calles iban perdiendo el
color especial que nos venden las canciones de éxito de gasolinera y que no
siempre coincide con la realidad. Lo cierto es que las grandes capitales no
son tan diferentes las unas de las otras, ni siquiera sus ciudadanos lo son.
Las vivencias suelen ser siempre las mismas aunque vistas desde el prisma
de una cultura diferente. La periferia no suele mostrarse en televisión y
es eso precisamente lo que se retrata en Negocios ocultos (Dirty
Pretty Things), las partes de la ciudad que el turista no ve.
En la filmografía de Stephen Frears hay un par o tres de joyitas de esas que
guardo con cierto celo. La más antigua es Las amistades
peligrosas, protagonizada por una soberbia Glenn Close (que se fue de vacío en los Oscars de ese
año) y un John Malkovich capaz de
adaptar de forma magistral los modos de un personaje escrito previamente. La
más moderna, Alta Fidelidad, destaca por un reparto extraordinario encabezado por el
eterno "Denny Lachance" de Stand by me, John Cusack, y por ser la música la que guía una acción plagada de
brillantes diálogos. Este director británico, sin ser de mis preferidos, sabe
darme donde más me duele, por eso he repetido hasta cuatro veces el
visionado de Negocios ocultos. Ese Londres de
los bajos fondos y de las ilegalidades llama poderosamente mi atención. No cabe
duda de que hay vida más allá del Palacio de Buckingham y de Chelsea, pero sorprende
que una ciudad tan cosmopolita como Londres reduzca los suburbios a la
nada más deprimente.
Dirty Pretty Things es un insólito thriller
centrado en la vida de dos inmigrantes ilegales de la city que nadie ve. No te confundas,
esta no es una historia convencional de extranjeros en un país extraño a los
que la necesidad une, esta es una historia oscura de un submundo que en
realidad está al mismo nivel que el suelo que pisamos cada día. Es la historia
de gente que resulta invisible a los ojos de otra gente por el simple hecho de
proceder de otro lugar. Stephen Frears en esta ocasión muestra la explotación laboral en Reino Unido de los que viven de forma ilegal en el país. Si a esta circunstancia
se le añaden los giros que el director da a la trama de manera tan sutil como
sorpresiva para el espectador, estamos ante una película que no debería pasarte
desapercibida.
Plano subjetivo:
El
ser humano tiende a creerse superior al vecino por tener en su mano el trozo de
pan que le falta a ese. ¡Qué tristes somos! Casi nunca
contemplamos la posibilidad de que el vecino no coma pan simplemente porque es
alérgico a la harina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario